viernes, 1 de marzo de 2013

Crítica de 'DERSU UZALA: EL CAZADOR, 1975) de Akira Kurosawa






Dersu Uzala (El cazador) es una coproducción sovietico-japonesa dirigida en 1.975 por el celebérrimo y afamado Akira Kurosawa. Dersu Uzala obtuvo reconocidos galardones pero me niego a nombrarlos  porque en el fondo no creo que ninguno de estos reconocimientos oficiales hagan justicia a la calidad de las películas que se someten a su juicio. Al fin y al cabo lo que cuenta es que a lo largo de 140 minutos, Kurosawa realiza una fabulosa adaptación de la novela homónima de Vladímir Arséniev. El director de nacionalidad armenia Agasi Babayan ya lo hizo con anterioridad en 1.961. Pero Kurosawa lo hace con su particular visión. Por lo pronto porque Dersu Uzala es una muestra ejemplar y elogiable de cómo con unos elementos narrativos mínimos, -un par de actores principales que desarrollan la acción sobre los paisajes boscosos, nevados o llanos de la taiga rusa, (en la zona más próxima a la línea de vegetación ártica) -, origina una tensión nervuda y conmovedora. Y lo curioso de todo es que la dinámica narrativa se halla despojada de cualquier ápice de complejidad. Los lazos de amistad que poco a poco van estrechando Derzu Uzala, el cazador vernáculo de los parajes de la Taiga, y el capitan Arséniev, el militar que estudia la naturaleza geológica del terreno; conforman la textura sustancial de la trama a través de la cual se desarrollan las peripecias vitales y mortales que la intemperie impone a cualquier forma de vida. De esta forma Kurosawa rastrea los núcleos esenciales de la naturaleza humana, construye un discurso que dimana de un encuentro fortuito de culturas, y de una visión universal y armoniosa sobre el hombre en el mundo. Kurosawa compone un bellísimo canto hacia la naturaleza. La película comienza y termina con la pronunciación del mismo nombre propio: "Dersu"; el nombre del cazador es el nombre de quien con su ejemplo, con su forma de vida, y con su bondad connatural, predica una lección moral incontestable. 

ANTONIO MARTÍN DE LAS MULAS

4 comentarios:

Eduardo M. dijo...

Maravillosa película. Un canto a la naturaleza y al ser humano, a la unidad que subyace en todos los elementos que nos rodean. Y cinematograficamente hablando, es un prodigio. Baste como ejemplo la magistral secuencia del vendaval.

Antonio Martín de las Mulas dijo...

Desde luego. Esta joya me encantó. Disfruté mucho viéndola.

Antolín Martínez dijo...

El extraordinario e inolvidable Kurosawa...

Anónimo dijo...

inolvidable Dersu Uzala en todas las facetas.
miguel, salu2.