jueves, 24 de febrero de 2011

MIS SECUENCIAS FAVORITAS: MARNIE, LA LADRONA (1964, Alfred Hitchcock)

Tenemos el placer de presentaros una nueva sección de nuestro blog. La hemos titulado Mis secuencias favoritas, y es un espacio en el que temporalmente os enseñaremos esas secuencias míticas que hacen grande a una película, de las que siempre guardamos un grato recuerdo y que para un aficionado al cine son la razón de su condición como cinéfilo. Las secuencias de nuestra vida, en definitiva. En unas líneas analizaremos y expresaremos lo que significa para nosotros la secuencia en cuestión. Hemos querido empezar con un famoso fragmento del film de 1964 Marnie la ladrona, una de las últimas joyas de Hitchcock.


Marnie (Tippi Hedren) es una bella mujer que sufre un desorden psicológico debido a un trauma infantil que le hace ser una ladrona compulsiva. La escena que he elegido resume de forma extraordinaria lo que es el suspense en Alfred Hitchcock. El maestro muestra cómo Marnie se queda escondida en el baño de la oficina donde trabaja y espera a quedarse sola para salir y efectuar un robo en la caja fuerte. El murmullo de las mujeres termina y Hitchcock no utiliza banda sonora alguna, sólo el silencio. La protagonista sabe que está sola y sale de su escondite. Desde su punto de vista sabemos que no hay nadie en la oficina. Se puede cometer el robo.

Gracias a una llave que ya poseía, abre un cajón y mira la combinación para abrir la caja fuerte, en plano detalle. Se aproxima a ésta, observamos que está nerviosa porque teme que la descubran, y Hitchcock hace uso de un plano dividido en dos partes. A la derecha del mismo está Marnie abriendo la caja fuerte y, a la izquierda, ¡sorpresa!, una limpiadora que friega el suelo y que sirve de elemento para crear suspense con el que no contaba la protagonista. Con dicho plano, el espectador conoce más detalles de la situación que Marnie. Eso era el suspense en Hitchcock. Todo ello sin banda sonora ni elementos tramposos, sólo actores y puesta en cuadro.

Marnie, cuando ha efectuado el robo, descubre a la limpiadora y en primer plano descubrimos su sorpresa. Qué gran actriz era Tippi Hedren. A continuación, un plano subjetivo nos dice que la salvación de Marnie es salir pitando escaleras abajo, pero tiene que hacerlo sin ser descubierta. ¿Cómo? Sólo puede hacerlo quitándose los zapatos para no hacer ruido. Lo hace y se los guarda en los bolsillos de su abrigo. Parece que ya está todo salvado pero no es así. El maestro Hitchcock exprime la situación hasta el final y los espectadores estamos con el alma en vilo, mordiéndonos las uñas. Uno de los zapatos empieza a resbalar del bolsillo y caerá al suelo, haciendo un ruido terrible. Esto no lo sabe Marnie, pero sí nosotros.

¡Bom! El zapato se cae. Y ante tanto silencio parece que ha caído una bomba. Ya está. La han descubierto e irá a la cárcel. Aún así Marnie observa que la limpiadora no se ha dado cuenta de nada. Es un milagro. Se va escaleras abajo y se escapa. Pero no olvidemos que Hitchcock era un bromista. Es entonces cuando gracias a otro personaje que entra en escena descubrimos que la limpiadora es sorda. ¡Qué lección de cine, por el amor de Dios!



EDUARDO M. MUÑOZ

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