martes, 30 de noviembre de 2010

LAS VAMPIRAS (VAMPIROS LESBOS, 1971) de Jesús Franco


Hay cineastas que sorprenden. Lo digo porque no comprendo cómo un cineasta de renombre y fama internacional que fue director de unidad secundario para el maestro Orson Welles en Campanadas a medianoche es capaz de hacer semejante bodrio. Ya sabréis que me refiero a Jesús (o Jess) Franco.

La película no tiene desperdicio. Es una coproducción hispano alemana y se trata de una versión actualizada de Drácula, pero en versión femenina. El argumento y los personajes están sacados de la obra de Stoker, aunque el propio Jess Franco se empeñara en negarlo. Sólo que aquí Drácula es una bella Condesa (Soledad Miranda), la víctima de la Condesa y que se lo monta con ella es una monumental rubia (Ewa Strömberg), el prototipo de doctor Van Helsing lo hace un tipo parecido a José María Ruiz Mateos, Renfield es una rubia encerrada en un manicomio que sale medio en bolas, el ayudante de la Condesa es clavadito a Enrique Bunbury, y el novio de la víctima que está presa de la Condesa es un actor que más bien parece un cantaor flamenco. Con semejante planteamiento no puede salir nada serio.

La película aporta originalidad, eso no lo niego. No aparece un colmillo en toda la película, ni dientes de ajo, ni crucifijos, ni ataudes, ni estacas. Por si fuera poco, las vampiras toman el sol y hacen top less. Vamos, que más bien parece las vacaciones de unas extranjeras en Benidorm.

Del mito del vampirismo sólo se resalta el erotismo que aparece vagamente reflejado en los films de de vampiros. Sólo que aquí es la premisa argumental de la película, que navega entre el cine erótico y el cine de terror (más hacia el primero, por eso en España la película sufrió mutilaciones de la censura).

Y todo esto, fatalmente rodado. Horrible. Las secuencias están mal montadas. No hay una buena planificación. Hay un uso excesivo del zoom, que se usa en la mayoría de secuencias. Los primeros planos están mal hechos. Los personajes están acartonados totalmente. Hay secuencias que no tienen pies ni cabeza. Hay situaciones absurdas. Los actores están horribles. Y así podríamos estar toda la noche. Por si fuera poco la banda sonora, de Jess Franco, es mitad pop-mitad rock-mitad psicodélica y no ayuda a entrar en la atmósfera (Tarantino usó un tema de esta película para Jackie Brown).

Sin embargo, la película entretiene. No sé cómo pero lo hace. Y las escenas lésbicas y las altas dosis de erotismo hará las delicias de muchos, aunque poniendo a dos tías buenas de protas tampoco tiene tanto mérito. Pero sigo sin comprender cómo un cineasta que ha trabajado con Orson Welles, que tiene buenas películas y que sabe de cine una barbaridad, puede cometer semejantes errores.

Como curiosidad, el guión está firmado por el propio Franco y por el cineasta Jaime Chávarri, que siempre lo ha desmentido (no me extraña). El film le encantará a los más freaks. A todos ellos: No os la perdáis.

EDUARDO M. MUÑOZ 

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